Team "Todo lo que tenga piernas!"

lunes, 7 de diciembre de 2009

Entre la verdad y el amor- Capitulo 7- Despertando...parte 1

 Para mi Sara que me lee siempre tan leal mi cieloooo!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Por la mañana:

Jacob Black:
Se veía tan dulce, acurrucada en mi pecho. Con su cabello alborotado apuntando en distintas direcciones, emanando ese olor tan floral.
Annie era tan menuda, con una pizca de luz infantil en su rostro. Pero solo cuando estaba dormida, cuando bajaba la guardia.
¿Por qué mi Annie tenia que sufrir por aquellos que no valoraban su vida? Ella era tan dulce, tan alegre, feliz, soñadora, optimista. Cuando estaba con migo apenas podía vislumbrar un pequeño vestigio de la Anira que antes fue. Pero ahora siempre estaba recelosa, distante, siempre ausente y a la defensiva. Ella y yo éramos tan parecidos cuando no bajábamos la guardia.
Por eso odiaba a esos imbésiles, por que le quitaron la luz. Arrancaron de cuajo toda la vida de ese rostro de ángel.
- Hay Anne, si supieras lo mucho que te quiero- sus enormes pestañas me hicieron cosquillas cuando se abrieron de par en par. Me deba cosquillas. Estaba sorprendida.
- ¿Qué…?- silencio- Buen día Jacob- poco a poco empezó a moverse para desperezarse, estirando sus frágiles brazos, mientras contenía un bostezo sonoro.
- Buen día bella durmiente- sonreí mientras ella se frotaba los ojos y se incorporaba, o al menos hacía el amague, por que se mareó y calló de vuelta a mis brazos. Sonreí como idiota mientras ella se sonrojaba y volvía a hacer el intento de levantarse- ¿Te ayudo?
- Por favor, voy a caerme de cabeza si lo intento otra ves- se le escapó un sonrisita nerviosa marca Annie, mientras pasaba mi brazo por encima de sus hombros y con el otro le sostenía la mano. Con cuidado la ayude a incorporarse hasta que pudo sostenerse sola y se dirigió al baño.
Pude oír el sonido del agua chocar contra el lavabo del baño, el carraspeo del cepillo contra su cabello corto, o el sonido de los cajones abrirse y cerrarse, el suave rose de su ropa contra su piel mientras se cambiaba. De pronto sentí la boca llena de saliva. Solo cerré mis ojos mientras me la imaginaba quitándose la blusa de tiras que se había puesto el día anterior, o esos pantaloncillos de algodón blanco.
Se me escapó un largo suspiro, Anne debía de ser preciosa.
Su casa no era mucho más grande que la mía. Tenía un par de habitaciones más, y eran más amplias. No había mas habitaciones arriba, solo un enorme ático en el que a veces no encerrábamos allí a platicar, o a buscar tesoros en las miles de cajas esparcidas por todas partes.
Pude percibir con facilidad como sus pies se desplazaban por el piso, y como los latidos de su corazón iban en aumento a medida que se acercaba ¿Por qué estaría nerviosa?
Ella cruzó dubitativa el umbral de la sala, luciendo un vestido blando de tiras. Que aun que casual, en ella se veía como un vestido de gala. ¿Por qué Anne estaba tan avergonzada? Si estaba hermosa. Sin embargo hacía lo posible para evitar mi mirada.
- Eh…- que buen momento para que me tiemble la vos. Maldita sea.- Estas preciosa- musité con las mejillas al rojo vivo a la par de Annie. De pronto la dulce peste a sanguijuela que entraba por la ventana de la sala de estar llamó mi atención.
- ¿Annie?- llamó una vos cantarina. Ambos nos pusimos alertas- Oh, Annie. Sabemos que estas ahí. También sabemos que estas con Jacob, así que dejen de hacer cosas indeseables.- La sanguijuela psíquica. Diablos. Casi, de manera automática puse mala cara, casi la misma que hubiera puesto si Billy no hubiera estado para verme.
Odio los casi-besos. El rencor que sentí hacia Billy en ese momento, por todos los santos. Juró que deseaba con todas mis fuerzas que un rayo lo partiera a la mitad.
Los labios de Annie estaban tan cerca de mí, de curar mi dolor.
Mi dolor, eso era algo que ella no lo sabía. Y jamás debía saberlo, pero ella si lo notaba. Era una chica muy lista eh intuitiva. Casi podría decir que me traspasa con la mirada, con esos ojos verdes infinitamente hermosos. Sabía que lo sentía, mi dolor era algo que la afectaba. No superficialmente, pero estoy seguro de que en su fuero interno se estaría preguntando el por que de mi angustia, y no tardaría en averiguarlo. Mi secreto mas profundo, uno que juré enterrar en la zanja mas honda de mi memoria el día que vi esos ojos, tan hermosos, pero a la ves tristes, abatidos, en busca de alguna mano amiga interesada. Por que aun que sus labios me dijeran “Lárgate Jacob, estoy bien” Su mirada desolada me suplicaba que me quedara.
Con Anne me sentía acompañado, pero de una forma casi imposible de explicar. Por que ambos estábamos muy tristes, pero sin embargo hacíamos esfuerzos sobre humanos por sonreírle tanto a aquellos que se rogaban por nuestra salvación, como los que se regodeaban con nuestro sufrimiento.
Yo juré que ese día viviría para curar su dolor, para hacerle saber de la forma que fuere que ella no estaba sola. Algo así como un clérigo que reanima a un alcohólico que trata de suicidarse…
…Bien, mal ejemplo. Annie, no era ninguna alcohólica ni yo un clérigo. Yo era mucho más santo que esos farsantes que trabajan explotando la fe de aquellos incautos para robarles hasta el último centavo, y Annie tenía mucha mas fortaleza que uno de esos tipos. Estaba casi seguro de que si ella llegara a caer en una de esas cosas, podría salirse sola sin necesidad de acudir a “Alcohólicos Anónimos” ni nada que se le parezca.
De todas formas. Anne y yo, estábamos para cuidar el uno del otro…pero desde hace tan solo algunos meses empecé a notar que mi amistad no era suficiente para ella.
Pero aun no sabía si estaba listo para ser lo que ella necesitaba. Y a todo esto ¿Qué era lo que Annie quería de mí? ¿Quería un amigo? ¿Un amante? ¿Un novio? ¿Un amigo de cama?
- No quiero abrir- soltó en un suspiro mientras me miraba con desaliento- Seguramente Alice me va a llevar a probarme ropa, y no tengo ganas- se acercó a mi, en tanto yo abría los brazos para recibirla. Acuné su cabeza en mi pecho, dejando la mía reposar en la parte de arriba de la suya- A demás me prometiste que haríamos salto de acantilado, y si Alice esta aquí me llevara de compras el resto del día- Caí en la cuenta de que le había prometido enseñarle, pero en realidad no me entusiasmaba nada la idea. Dejarla saltar desde un risco empinado hacía el pacífico me producía escalofríos. Se separé un poco de ella para dar un pasó hacía la puerta, estiré el brazo para abrirles. Si ella tenía razón, Alice la mantendría ocupada lo suficiente como para que la idea de saltar se le borrase de la cabeza por algún tiempo, hasta que se me ocurriera algo mejor. Ella me miró enfurruñada apartándose de mí con brusquedad, mientras Edward, Alice y Jasper ingresaban.
- Anira no pienses esas cosas de Jacob por favor. El solo quiere cuidarte- Edward la miró como tratando de hacerla entrar en razón – Discúlpame, pero no entiendo ese lenguaje. Y tampoco puedo evitarlo, ya me gustaría poder no meterme en tu mente- Annie frunció aun más el ceño, cruzando sus brazos sobre el pecho. Parecía un niñita molesta por que papa no quiso comprarle un Barbie. Era tan chistoso, ella me fulminó con la mirada en cuanto noto que me estaba riendo de su cara.
- Perdón- contraje los labios con gesto de disculpa-
- ¡Annie! Vamos de compras, así que ponte zapatos cómodos, y quítate el traje de baño- Alice se acercó a ella con sus andares de bailarina rodeándola con los brazos con la ilusión pintada en su sonrisa de piedra.
No puedo Alice, Jacob va a llevarme a hacer salto de acantilado- espetó mientras me traspasaba con una mirada acecina. Si no le decía que si seguramente me mataría pero realmente no quería que Annie hiciera algo tan peligroso. “Por favor ayúdame”, el asintió

1 comentario:

  1. nO me dejes azii!!!!!!!!
    ciielo en verdad t xtrañO
    muchO !!! pues q hiiciiste q te castiigaron?
    me haces falta :C

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