Team "Todo lo que tenga piernas!"

domingo, 13 de junio de 2010

Seduciendo al enemigo

Capítulo 1
Era mi primer día en el instituto de Forks. Me había cambiado de escuela junto con Jacob, Quil y Embry. Nos aburríamos tanto - no había ninguna amenaza vampírica- que probamos a cambiar de entorno. Por supuesto, la idea fue de Jacob. Quería estar cerca de su tan adorada Nessie.

Los chicos nos miraban de arriba abajo y las chicas nos lanzaban miraditas y guiños. Supongo que éramos la novedad y ahora los chicos nos miraban como posibles contrincantes y las chicas como posibles amantes...
No había cosa más hilarante que ver a Embry sonrojarse sin tregua cada vez que una chica le guiñaba un ojo o se lo quedaban mirando babeando. Pobre, ya quería cambiarse otra vez y ni siquiera habíamos estado 10 minutos en la nueva escuela.
Toda la situación me hacía gracias, porque no todos nos miraban igual. Algunos murmuraban "Estos chavales son peligrosos mejor no acercarse a ellos" y otros decían a modo de burla "la patrulla de los esteroides” entre risitas.
Fuimos a la oficina del director, que nos observó incrédulo sobre todo a Jacob, que no parecía un chaval sino un tipo que ya estaba rozando los veintiséis. Nos entregaron el parte de asistencia para que los profesores lo firmasen y un mapa de la escuela, seguido de un cordial saludo por parte del director que nos deseaba buen día.
La primera clase me tocó con Quil. Historia, puaj. Nunca me gustó la historia, la gente del pasado era aburrida. ¿A mí qué me importa quién rayos fue Cristóbal Colon? Yo prefiero a las personas vivas.
Entramos en el salón, pero parecía que el profesor aun no venía. Así que todos se reunieron en grupos y comenzaron a cuchichear acerca de los chicos nuevos.
- ¡Hey! ¿Ya vistes al grandote? Está buenísimo.
- No más que el otro que está sentado tras de ti - señaló disimuladamente en dirección a Quil - Ese está como para chuparse los dedos.
- Hey viejo, creo que Claire va a tener que preocuparse de ahora en mas, ¿no crees? – reí dirigiéndome a mi amigo.
- No creo, todas estas chicas me traen sin cuidado. Para mí solo existe Claire. Que por cierto, ayudaría que fuera como Nessie. ¿Por qué siempre es Jacob quien se lleva la mejor parte de todo? Yo aun debo esperar unos 8 o 10 años... aunque bueno no me quejo, Claire es muy divertida ahora mismo. Es tan graciosa... - Y siguió hablando de Claire durante toda la hora.
El profesor no apareció por la clase, y lo mejor era que también era profesor de geografía, por lo que a penúltima hora no tendríamos clase tampoco.
A la siguiente hora tenía Español con Jacob.
- Uf, tío de verdad es un alivio volver a la escuela y vivir esa vida humana tan olvidada ya… ¡Pero esto es un coñazo! – dijo Jacob sentándose en el pupitre mas apartado de la mesa del profesor.
Hacía cuatro años aproximadamente que Jacob, Quil y Embry dejaron el instituto, ya que nadie repite tantas veces como para cursar el mismo curso tres veces seguidas, y dos años que lo dejé yo. Decidimos que aquí podríamos encajar, nadie nos conocía así que nadie sabía nuestra verdadera edad.
Además, un poco de contacto humano nunca venía mal. Nos habíamos pasado los últimos tres años correteando por el bosque siempre en nuestra forma de lobo con el fin de que la gente de la aldea no sospechara de nuestro rostro eternamente adolescente (excepto Jacob, claro).
– Yo sé hablar español perfectamente – continuó él en español intentando darle un acento latino.
En el momento de pronunciar aquella frase varias chicas se voltearon para mirarlo con sonrisas pícaras.
-  ¿Puedo hacerte una pregunta?
- Acabas de hacer una pregunta. – señaló levantando una ceja.
- Ja. Pero me gustaría saber ¿cómo es que aparentas ser tan mayor? En serio, pareces un maldito viejo que ronda ya los veintitantos. – inquirí fingiendo estar molesto por aparentar tener sólo dieciocho años cuando ya estaba cerca de los veinte.
 - Tengo veintitantos años, Seth.
- No, tienes veintidós años, aparentas como mínimo veinticinco. Es una gran diferencia. De verdad me asombra que te aceptaran en el instituto. ¿No has probado fingir tener veintiséis años? Darías mejor el pego. Cómo adolescente llamas demasiado la aten…
- Nessie estudia aquí. – me cortó mirándome como si fuera muy obvio que ese era el motivo por el cual fingía ser un adolescente. Y lo era, era un maldito perrito faldero que iba a donde Nessie estuviera.
Cerca del final de la clase, la profesora llamó a Jacob traducir una frase en la pizarra. Mientras él caminaba hacía ella, las chicas no paraban de reír por lo bajo y ronronear cuando el pasaba por su lado. Pero Jacob parecía no notarlo, ya que no le dio la mínima importancia y continuó su camino hacia la pizarra sin dedicar ni tan siquiera una mirada a ninguna de ellas.
Reí silenciosamente al ver las caras frustradas de las chicas y los pucheros seductores que le lanzaban. Si fuera a mí a quien le miraban así, no dudaría en hacerles un par de cosas a algunas de ellas…
Al fin llegó la hora del almuerzo. Como era de esperar, Jacob buscó rápidamente la mesa donde estaba sentada Nessie sola.
Nessie no tenía muchos amigos, tan sólo tenía a Leah y Claire que conocían su secreto. Las demás chicas la veían como la rarita de la clase ya que en un par de ocasiones dejó escapar un par de visiones atemorizándolas. Así que ahora era algo así como la chica bruja del instituto a la que todas ignoraban.
Nessie había dejado de crecer hace dos años. Su crecimiento fue frenándose hasta que cumplió los físicamente quince años y se matriculó rápidamente en la escuela aprovechando que a partir de entonces crecería a una velocidad humana sin levantar sospechas.
Era impresionante ver cómo en tan solo cinco años había alcanzado la edad física de diecisiete años. Aun recordaba a Edward confesarme que no podía ver a su pequeña Nessie de tan solo tres años vestir como una adolescente de quince.
- ¡Hola, nena! – la saludó Jacob cuando nos sentamos a su lado.
Ella levantó su mirada de su libro Cumbres Borrascosas para mirarlo con la felicidad escrita en su cara y darle un beso fugaz en los labios.
Noté como una multitud de ojos curiosos se posaban en ella. Podía imaginar lo que pensaban las chicas, o más bien lo que sentían: celos, envidia.
La hora del almuerzo pasó deprisa entre bromas y risas con los chicos a costa de la empalagosa pareja que eran Jacob y Nessie.
Por fin llegó la penúltima clase, ya tan solo quedaban dos horas más y sería libre. Empezaba a arrepentirme de haber vuelto a la escuela cuando la vi entrar.
Dios, era la criatura más bella que jamás vi. Ella se movió con gracia hacía su mesa, acomodó su bolso a un lado de la mesa y llamó la atención de todos para que la escuchasen.
- Hola, soy la profesora Mallory. Siento no haber estado en vuestra primera hora, tuve un percance. Sé que esperabais al profesor Stuart, pero debido a que fue ingresado en el hospital hace unas semanas yo seré su sustituta.
Sus labios se movían sensualmente mientras pronunciaba aquel discurso de bienvenida con la voz más sexy que jamás escuché. Sus ojos verdes iban de una mesa a otra observando a los alumnos. Su melena rubia le caía en cascada por la espalda con algunos mechones acariciándole el rostro.
Sentí cómo cientos de cuerdas o, mejor dicho, cadenas me ataban a ella convirtiéndola en el centro de todo. La clase se desvaneció a mí alrededor, quedando solo ella y yo. Todo quedó en un profundo silencio en el que solo podía escucharse una música celestial al fondo de alguna parte.
- ¡Srto. Clearwater, srto. Clearwater! – escuché de repente al tiempo que Embry me propinaba un codazo en las costillas haciéndome volver a la tierra.
Miré a mi alrededor aturdido y me encontré con que toda la clase me miraba curiosa. Jacob, Quil y Embry me lanzaron una mirada preocupada.
Sacudí mi cabeza para despejarla y miré a la profesora nuevamente.
- ¿Me decías?
- Le preguntaba si era usted tan amable de traerme una tiza, no quedan.
- ¡Oh! Sí, sí, por supuesto. – dije corriendo hacia la puerta. Al tiempo en que la dejaba cerrarse y corría por el pasillo logre captar las risas de mis compañeros.
Volví en menos de un minuto con una caja llena de tizas de todos los colores y tamaño.
- Aquí tiene señorita. – le tendí la caja con una sonrisa, rozándole la mano discretamente al entregársela.
Ella me miró con el ceño fruncido.
– Gracias. Puede volver a su asiento.
Cuando al fin llegó la hora de volver a casa los chicos me obligaron a ir hasta el bosque donde nadie nos oyera para hacerme un pequeño interrogatorio.
- ¿Se puede saber qué ha sido eso? – quiso saber Jacob.
- ¿El qué? – me hice el tonto, aunque sabía a qué se refería. Todos ellos se habían percatado.
- Seth, te has quedado embobado mirando a la profesora Mallory. Y no solo eso, sino que le has acariciado la mano, ¿creías que se nos había escapado ese detalle? Dime que no es lo que todos pensamos.
Los miré uno por uno cohibido y avergonzado.
- Supongo que después de todo sí que lo es.
- ¿¡Te has imprimado de una profesora!? – preguntaron los tres al unísono

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