Team "Todo lo que tenga piernas!"

miércoles, 31 de marzo de 2010

Noticias!!!!

Nueva historia!!!!!!!!!!!
Voy a empezar a publicar mi propia historia, una que no tiene nada que ver con crepusculo. Espero que les guste...se va a llamar "Midgnith"
Sumary: ¿Por que me siento nerviosa en su presencia? No debo temerle, se que no debo… Mi sangre ya no le basta…¡¿Qué quieres de mi Gabriel?! ¡Dime que es lo que quieres de mi!
"Midnight" saldrá proximamente en el blog, solo cuando la acabe o al menos valla por la mitad
las cosas van a cambiar asi que espero que me sepan tener paciencia...
Las amooo

jueves, 25 de marzo de 2010

Entre la verdad y el amor- 15- la duda

Anira Vázquez:




Desperté por la mañana sintiendo un calor caldeante contra mi espalda que me hizo sonreír.

Suspiré a cauda de la satisfacción que me producía oír su tierna respiración.

Otra vez, sonreí.

Su brazo me envolvía la cintura, y su rodilla estaba entre mis piernas.

Me sorprendía que los dos cupiéramos en aquella pequeña cama (aun que fuera para dos personas). Tal vez fuese por que Jake era enorme, y ocupaba casi todo el espacio de la cama.

Me di la vuelta con cuidado y su brazo se deslizó por mi vientre hasta quedar acurrucado entre su pecho y el mío.

Le di un tierno beso en la punta de la nariz, pero el no izo amago de moverse. Dormía como un tronco. Le dí un beso más, y otro más.

Dos mas…Nada

Cuatro

Siete…Izo amago de rascarse la nariz y frunció el seño como espantando a un mosquito molesto. Me reí entre dientes y me deslice con cuidado a pesar de que parecía que nada era capas de despertarlo.

Le eche una última mirada antes de salir, y sentí mi pecho explotar de la alegría y el amor. Como amaba aquel hombre. Me hubiera interpuesto entre una bala y el, aun que era mas probable que Jake no necesitara que yo lo protegiera, mas bien era lo contrario.

Si hubiera alguna forma de expresarlo con exactitud…

Me escabullí hasta la sala-comedor-cocina de puntillas allí estaba mi adorado suegro sentado en la mesa devorando un cuenco de cereales.

Billy me observó un segundo y luego me sonrió con esa cara suya tan arrugada.

Me acerqué hasta el dando saltitos y le bese la mejilla. El me acaricio la mejilla con gesto dulce.

Otro hombre importante en mi vida era el. Billy Black. Era la persona más sabia, confiable, e inteligente que jamás había conocido. Además de ser un hombre cariñoso y paternal. En cierta forma me recordaba a Carlisle y a su capacidad de amar a cualquiera sin importar nada. Aun que sabía que a Billy no le haría gracia tal comparación a pesar de que no sentía ese desprecio irracional hacia los Cullen como antes. Pero según el, estaba demasiado viejo para cambar sus hábitos. Esto a los Cullen no se molestaba y se mostraban sumamente respetuosos con aquel hombre.

- Buen día- me agaché para darle un abraso. Los fuertes brazos de Billy Black me rodearon con ternura

- No tendrías que dormir abrazando a Jake. Una mañana despertaras con un golpe de calor y no es algo agradable-dijo señalando mis mejillas sonrosadas. Puse los ojos en blanco como para restarle algo de importancia. La idea de que alguien sugiriera que estar lejos de Jacob era mejor para mi salud era una tontería de tomo a lomo.

- Como si la única culpable fuera yo

- Puedo hablar con el- sugirió esbozando una sonrisa que le restaba credibilidad a su afirmación. El realmente no creía que hablar con Jake lo haría cambiar de parecer.

- ¡Oh si! Eso solucionaría todo. Con lo obediente que es tu hijo

- ¡Ja! Te sorprendería lo sumiso que se pone cuando le proporcionas el incentivo adecuado

- ¿Sobornas a tu hijo?- pregunté enarcando una ceja. El respondió con sencillez, Como si aquello fuera algo completamente legal

- Yo lo llamaría un acuerdo mutuo por conveniencia.

Nos pusimos a reírnos de nuestra propia conversación y luego mire los cereales que ahora sostenía en el regazo.

- ¿No preferirías que te hiciera unos wafles o hotcakes?

- No gracias, ya terminé de desayunar. A demás no eres nuestra empleada. Disfruta tu estancia en la posaba Black. El sitio más exclusivo de la Push- otra vez nos pusimos a reír hasta que nos dolieron las comisuras de la boca. Le dediqué una última sonrisa y me fui para la cocina a prepararme el desayuno. En realidad cuando le ofrecí prepararle un desayuno mejor no lo hice por que realmente tuviera ánimos de hacerlo, si no, más bien por ser educada con mi anfitrión.

Me serví cereal con leche y me fui a comer a la sala mientras Billy miraba las noticias locales.

- Hoy aparecieron muertos una pareja de excursionistas en las afueras de Goat Rocks, junto al camino donde comienzan los asensos por la montaña. Sus restos, cruelmente mutilados fueron hallados por los guardias forestales.

La policía descartó la teoría de un posible homicidio dadas las condiciones en las que se encontraban los cuerpos. Y apuestan a que podrían haber estado escalando y caerse desde los riscos, y que el olor de la comida atrajo a los osos que acabaron con sus restos.- Se me frunció el seño, y un temblor me recorrió la columna. Le rogué a Dios que la policía tuviera razón y que no se tratara de un homicidio o peor…

Billy noto mi tensión y rápidamente cambió de canal. Se dedicó a hacer zapping durante un rato hasta que nos cansamos de que no hubiera nada bueno en la tele, y la pagó depositando en control junto a mi.

Nos quedamos en silencio mientras el se encontraba sentado inmutable como si es yo ya no existiera, abstraído con sus pensamientos, mientras pensaba en lo que acaba de ver en las noticias.

Por mucho que lo evitara, sabía que esas trágicas muertes no eran puras casualidades.

El hombre de mi habitación. Muy en el fondo, sabía que el era el que los había matado. A dos personas inocentes que tenían una vida y planes. No era mi culpa, y lo sabía. Eran simplemente dos personas que habían estado en el lugar equivocado a la hora equivocada.

Pero sin embargo, en mi interior me abrumaba un sentimiento de culpa muy intenso. Por que, aun que yo no hubiera sido la que los envió allí a morir, el hombre que los acecinó venía tras de mi.

Si tan solo se hubiera limitado a matarme, ahora estas pobres almas estarían disfrutando de su excursión por los bosques.

De cualquier forma, me sentía tan culpable, como el mismo acecino.

El estridente repiqueteo del teléfono me sacó de mis cavilaciones. Billy fue hasta el y contestó al segundo timbrazo.

- ¿Diga?- alguien del otro lado le contesto y comenzó a hablar con rapidez. Le dio una especie, de resumen que no alcancé a escuchar pero de todos modos trate de descifrar lo que la persona le decía. Luego de un rato Billy hablo. Casi me sentí una vieja chismosa por estar espiando en las conversaciones ajenas. Solo casi- ¿Seguro que no quieres que le avise? Ellos podrían echarles una mano en caso de que…- la vos le dio una larga explicación y final el asintió con el rostro de piedra como si no fuese conciente de que la persona con la que hablaba no pudiera verlo. Estaba casi segura de que se trataba de Sam- Bien, me encargaré. Nos vemos- Billy colgó y miro la puerta con detenimiento. Por un instante sentí la abrumadora necesidad de preguntarle quien era, pero me calle por que presentía que el mismo me lo diría.

- Iré a casa de los Cleawater a ver a Sue y a Charlie- se encaminó hacia la puerta y entonces se dio la vuelta y me observó un instante dubitativo y luego sonrío maliciosamente como si se le acabará de ocurrir una travesura- ¿Sabes? Jacob esta demasiado holgazán últimamente. Y no sería educado de nuestra parte dejarte sola.

- Pero el necesita descansar- refuté con los ojos entornados por la desconfianza.

- Si, pero también es tu novio y como tal, tiene responsabilidades- su sonrisa maliciosa se ensanchó aun mas. Tomó aire por la boca y grito con voz ronca- ¡JAKE! ¡LA CASA SE QUEMA! ¡SALVANOS!- mis ojos se dilataron tanto que casi se me salieron de las cuencas. ¿Acaso mi suegro estaba mal de la cabeza?

- ¿¡Que rayos haces!?- le inquirí estupefacta.

En el corredor se oyó una sonora puteada seguida de un golpe sordo, similar al que se produce cuando algo grande y pesado cae al piso estrepitosamente.

Una puerta se abrió de golpe estrellándose contra la pared. Esto no le va a hacer ninguna gracia. Pensé en cuanto lo vi aparecer por el corredor en boxers con esa cara de espanto, que rápidamente se convirtió en una mueca confusa. Oh si, va a ponerse furioso con esto.

Billy aprovecho a escabullirse por la puerta mientras Jacob examinaba todo con cara de “¿Y donde rayos esta el fuego?”

Una vez se hubo convencido a si mismo de que no todo estaba perfectamente y que nadie estaba en peligro, su rostro se puso rojo. Pero rojo enserio. Los ojos negros parecían bullir como alquitrán hirviente. Deje el cuenco a un lado y me pare con las manos en alto.

- No te enojes- le supliqué, pero no sirio de nada. Se puso a temblar sin control y me apresure a acercarme para abrazarlo. Pero cuando estuve demasiado cerca el me apartó con brusquedad, y yo caí de espaldas en el sofá.

En cierta forma era tan chistoso como aterrador verlo así…en boxers, con esa expresión acecina de sorpresa en medio de la sala. Se le habían dilatado las aletas de la nariz, y buscaba por todos lados a Billy.

- Voy…a…matar…a Billy- murmuró entre dientes

- Oh, vamos. No fue para tanto, gruñón- le espeté. Me miró con el ceño fruncido y luego se dejo caer en el piso como una pesada bolsa de papas sobre el sofá.

Cerró los ojos como si se fuera a dormir otra vez, pero estiró uno de sus enormes brazos y me acunó en su pecho. Sus labios se deslizaron por mi rostro cariñosamente, arrancándome un suspiro y uno que otro beso que no llego a destino.

Nos quedamos en silencio, cosa que parecía volverse una costumbre entre nosotros, hasta que…- ¿Ves que no era para tanto?- me lanzó un gruñido molesto, tomo mi rostro entre sus manos para que lo mirara a los ojos. Aun que trataba de estar serio, el estaba conteniendo la sonrisa en sus labios.

- ¿Tenías que arruinar el momento?- otra cosa que se había convertido en una costumbre, pensé- Solo 5 minutos de paz. Eso es todo lo que te pido

- Ok, solo te pido que reconozcas que tengo razón- El puso cara de estar exasperado… pero sonrió son malicia

- Te daré 5 segundos de ventaja- murmuro mirándome a los ojos. La comprensión chispeó y salí corriendo en dirección al baño para encerrarme, pero el ya estaba ahí, arrinconándome contra la pared, con sus enormes brazos a cada lado de mi cuerpo cerrándome el paso. Su mirada estaba oscurecida, y sus dientes estaban desnudos, remarcados por sus carnosos labios, que se curvaban hacia arriba en una sonrisa.- 5- sus labios se estrellaron sobre los míos, y empezaron a acariciarlos.

Su beso era pasional, cargado de deseo. No supe definir la causa de que ahora estuviera tan, no se, entregado a besarme. Era otra de las cualidades de Jacob. Nunca sabías que esperar de el…

- Recuérdame que no debo confiar en los licántropos- soltó una carcajada ronca contra mis labios

- Sin problemas-



Ya pasaron 3 meses desde lo del intruso en mi cuarto. Jacob se calmó sobre eso de la sobreprotección, aun que las primeras semanas estuvo bastante denso.

No me dejaba volver a mi casa, ya que Port Angels no entraba la zona de protección de los licántropos, y estuve atrincherada en la Push.

Pero la cosa no acabó en cuanto volví a mi casa. Jacob había hablado con los Cullen para que alguien me vigilara durante la noche y lo pero es que yo no lo sabía. Todas las madrugadas, Alice acudía a mi habitación, escabulléndose por la ventana. Yo solo fui conciente de esto en cuanto una madrugada me desperté adormilada por una pesadilla y cuando me levante para ir al baño, me tropecé con mis propios pies, y Alice me atrapó antes de matarme contra el piso.

- ¿¡Qué rayos haces aquí!?- le espeté furiosa en un hilo de vos

- Pues, Jacob quería que te cuidara. Vino a hablar con nosotros diciendo que necesitaba de una niñera y me he ofrecido- respondió llanamente, sin inmutarse, incluso se encogió de hombros- No tienes que agradecerme, aun que parece que no es lo que planeas hacer.

- ¿Pero que…?- mi vos se elevó una octava y ella me tapo la boca antes de que siguiera hablando.

- Pero nada. A la cama señorita.

Me fue imposible discutir con ella. Alice era endemoniadamente persuasiva y siempre se salía con la suya sin importar lo que se propusiera.

Pues, estuve bajo su cuidado un par de días. En esos, ella no esperaba a escabullirse en cuanto me quedaba dormida como antes. Pero, saber que ella estaba allí me incomodaba. Era como que todo era mas frío, y estaba acostumbrada al calor. Uno que usualmente sobrepasaba los 47º y que tenía brazos morenos, musculosos, y labios carnosos y deliciosos.

Al final, tuve que hablar con Jake y no puso su brazo a torcer en lo que concernía a mi seguridad, pero le dije que era mayor y podía cuidarme “Si, claro. Puedes cuidarte de todo lo “humano”. Pero en lo que respecte a criaturas sobrenaturales, ese será mi problema”

Pero luego de mucha negociación acabamos por decidir que la manada me cuidaría por turnos. Quil los lunes, Embry los martes, Leah miércoles y Seth los jueves. Jake se había reservado los viernes y fines de semana para pasarlos en mi compañía.

No puedo negar que este trato tampoco me agradaba. Bueno solo la parte de que los otros gastaran noches de sueño cuidándome, si era Jake el que lo hacía no me molestaba tanto.

Los chicos tenían cosas más importantes que hacer que ser mis “niñeros”. En la Push tenían obligaciones y responsabilidades que iban más allá de cuidarme por las noches.

“La manada oficial de la Push, es la de Sam. Nosotros somos como la de reemplazo y la que tiene mayor tolerancia para con las sanguijuelas a la hora de tratar con los de su especie. Aparte de eso, no tenemos nada mas que hacer, y ya que soy alfa y toda la cosa, no me venía nada mal mandarles algo que hacer”

Luego de un tiempo, acabé por acostumbrarme a que me cuidaran, me gustaba mucho pasar las noches de los fines de semana con Jacob. En realidad me gustaba pasar las noches con todos ellos. En especial las que pasaba con Seth. Ese chico era tan divertido y cuando quería conseguir información sobre algo, Seth era como un libro abierto para mí. A demás se le daba pésimo mentir.

El último jueves que pase con Seth, vimos películas de terror y le cocine pasta. Mi padre se puso un poco receloso en cuanto vio que Seth iba de aquí para allá con unos pantalones cortos y nada en el pecho, pero poco le dure el gusto de quejarse, por que mi madre le pidió que al llevara a dar un paseo y Seth, Jackson y yo nos quedamos en la casa.

Mi hermano miraba con muy mala cara a mi amigo Quileute, pero se alegro en cuanto se sentó a mi lado y paso su brazo por el respaldo del sillón sobre mí. No le di importancia.

- ¿Oye, que vamos a ver?- pregunto desde el sofá mientras ponía al película en el reproductor

- El orfanato- Jackson bufó desde su posición despatarrada en el piso, con un cigarrillo jugueteando entre la comisura de sus labios. Vestía con su clásico atuendo de pandillero, con pantalones amplios que bailaban en sus piernitas escuálidas, una camiseta blanca de mangas cortas y sobre esta la camiseta agujereada de los Lakers. Tenía el pelo largo hasta la barbilla y además todo sucio. Seth izo caso omiso a sus acotaciones y me miro con interés.

- No conozco esa

- Ya la vi como 15 veces, esta subtitulada por que esta echa en España, así que esta en español.- le expliqué acomodándome contra su costado. Jackson bufó otra vez y salió hacia la puerta. Suspire aliviada de un momento de paz. Seth envolvió su brazo en torno a mi cintura y se concentró en la película.

- Así que no le agrado a tu hermano- no era una pregunta. Su rostro repentinamente se volvió serio y sus ojos negros. Algo le molestaba pero no iba a decírmelo.

- No te preocupes por el. Es un imbesil que cree que las mujeres no deberíamos tener derechos.

- Tampoco les agrada Jake- eso tampoco era una pregunta, y estaba utilizando el plural para referirse a padre e hijo. Su vos era tranquila, pero extraña. No supe identificar que era eso que parecía estar rozándole.

- Pues no importa. Yo los quiero a ambos, y nada de lo que ellos digan o hagan me hará cambiar de opinión al respecto- estreche el torso de mi descomunal amigo lobuno mientras escrutaba su rostro que parecía volver a la normalidad y comenzaba a sonreírme otra vez.

- Ash, apuesto a que le dices eso a todos lo que pasan por aquí- me espeto con tono de burla. Otra vez era mi Seth. Sonreí a la par de el.

- No precisamente. A mi hermano le gusta Leah y es de lo mas amable con ella- Seth puso los ojos en blanco y chasqueo la lengua.

- Si lo se. No me agrada nada la idea. Que bueno que Leah lo ve como un gusano insignificante. Pero ya enserio ¿De verdad le dices lo mismo a todos?- aprecié la oportunidad de hacerle una broma, y no la deje pasar.

- Si, pero solo a ustedes, a Jake se lo digo con tono lascivo mientras le acaricio al entre pierna- Seth puso los ojos como platos y luego una exagerada cara de asco y se alejo de mi sentándose en el extrema mas alejado del sofá

- ¡Que asco! Ahora no podré mirar a Jacob a la cara y menos desnudarme frente a el.

- No sabia que era gay Seth- me burle dándole un codazo en las costillas, el me miró furibundo.

- No soy gay, ni tampoco homo fóbico, antes de que lo digas-puse cara “¡Yo decir algo como eso! Estas loco”- Mira niña chistosa, lo único que quiero es ver la película con mi queridísima y molesta Anira, en total calma ¿Se puede?

- Claro que si- le solté entre risas. Aun no se recuperaba del mal trago. Tome el control del cojín y atrase la película hasta el comienzo. Seth se acomodo más cerca de mí, pasando su brazo por mis hombros, apretándome con demasiada fuerza contra su costado.

No quise ser descortés, por que a lo mejor solo quería ser cariñoso. Pero el modo protector en el que me abrazaba me recordaba a la forma en que Jacob me abrazaba y eso me incomodaba.

Era como si Seth quisiera fundirme en su cuerpo, o protegerme de algo. No lo se, pero era raro.

Lo mire un poco contrariada, pero sus ojos estaban fijos en mi destartalada TV. Lo seguí mirando por unos 10 minutos hasta que soltó un bufido, tomo el control, paró la película y me miro irritado.

- ¿Te gusto, tengo monos en la cara o que?- inquirió, aun que su vos se oía extraña. Y sus ojos se veían algo como ¿Ilusión? ¿Esperanza? No quería pensar en que tal vez Seth pudiera…No eso era imposible, no podía ser…Aun que, Leah estuvo enamorada de Sam incluso después de su imprimación, y no había ninguna ley o leyenda que prohibiera enamorarse de la imprimación de otro lobo, o, al menos eso era lo que yo creía.

- No se si monos, pero…Creo que algo te pasa ¿Me equivoco?-frunció el seño y desvió la mirada hacia la imagen detenida de la mujer española abrazando a su pequeño hijo.

Seth…estaba…Hay Dios, por favor dime que es una broma, por favor que no sea yo, cualquiera menos yo.

Seth agachó la vista y casi pude jurar que estaba avergonzado. Suspiro resignado y comenzó a hablar con la mirada fija en el piso

- Tengo un problema…-murmuró abatido. Dejo caer su brazo de mis hombros y se cubrió la cara con ambas manos. Gimió como si le doliera algo y continuo- Creo que eh cometido una estupidez a lo grande…

No le respondí, me quede sentada muy quieta mientras el se obligaba a continuar. Su vos cada vez se oía mas lastimosa y a veces se le escapaba un gemidito de dolor que no podía reprimir.

- Tengo un amigo que esta haciendo algo malo, y eso que esta haciendo mal…Esta perjudicando a una chica que quiero…

>>…No es justo, por que no se lo merece. Ella es muy buena, es dulce, es lista y es tan hermosa. Si tuviera que describirte todas las cosas buenas de esta chica, no me alcanzaría mi vida lobuna, ni siquiera una vida vampírica. Es que es realmente tan…increíble-soltó en un gemido- No quiero verla sufrir. Cuando todo estalle...ella…

>> Solo quiero que sea feliz…- guardo silencio y se quedo con su rostro escondido entre las manos, con el cuerpo reclinado hacia delante apunto de caerse. Nunca había visto a Seth deprimido y verlo así, ahora, me mataba. Literalmente. Hasta ese momento me había quedado inmóvil escuchando su relato, pero no pude resistir el impulse de consolarlo... Me pare del sillón y me puse en cuclillas frente a el. Abrasé su cuerpo febril tratando de consolarlo y el respondió a mi abrazo con mas devoción de la necesaria, recostó su cabeza en mi hombro mientras aspiraba el olor de mi pelo. De una manera que era casi imperceptible, casi logré distinguir sollozos. Sus sollozos. El corazón se me achicó, y me sentí miserable. Yo hacía sufrir a uno de los ángeles más dulces que Dios podría haber mandado a la tierra.

>> Annie…yo- sollozó- yo quiero que seas feliz.

- Yo soy feliz, Seth. Soy muy feliz, tengo mis amigos, mi familia vampiro, mi madre, a ustedes…

- Pero…eso es solo una…mentira- bruscamente levanto la cabeza de mi hombro y empezó a temblar. Instintivamente me aparte de el. Ahora estaba molesto, muy molesto. Esto era realmente aterrador.

- Seth, cálmate.

- Anira, tu…- el cuerpo de Seth empezó a sacudirse con brusquedad, parecía que quisiera entrar en fase, pero luego se llevo las manos al cuello. Se estaba ahogando- Jacob…Yo.

- ¡Seth! Cálmate ¿si?-le suplique, pero el seguía temblando y con esa expresión de que se estuviera ahogando. Acercarse no solo sería imprudente y peligroso, si no también estupido, pero Seth estaba sufriendo y no podía dejarlo así- Seth, cálmate. Por favor, cálmate. Respira-le supliqué avanzando un paso vacilante en su dirección y el retrocedió el mismo tramo que yo avance. Estaba respirando con más tranquilidad y sus convulsiones habían disminuido hasta el punto en el que solo sus manos temblaban.

Le tomo unos 5 minutos calmarse, mas una cuenta mental hasta 10.

Pero una vez que se había calmado seguía con la mirada fija en el piso. No estaba enojado, pero si bastante alterado.

- Tengo que irme- soltó con voz severa. Realmente me alarme y mis ojos se abrieron desmesuradamente. Seth jamás me había hablado así. Ni a mi ni a nadie, de eso estaba segura. ¿Por que mi “pequeño” Seth se comportaba así? ¿Por qué? La duda me estaba comiendo viva.

- No- alcance a murmurar pero me detuvo alzando la mano. Aun parecía reacio a mirarme a la cara

- Si me quedo acabaré por enfadarme con tigo y, de verdad, que no quiero hacerlo. Nos vemos- avanzó con el paso firme, sin siquiera un solo momento de vacilación. Eso era todo lo que hubiera necesitado. Un momento de vacilación para recobrar la compostura e ir tras el. Tenía que exigirle que volviera y que se calmara, que se quedara con migo, y por ultimo, y esto era un deseo puramente egoísta, era que me explicara eso que me ocultaban. Casi estaba deseando correr y pedirle que me lo contara. Pero, desgraciada mente cuando reaccione, ya era tarde. El ya se había ido.



Pasaron varias horas. Seth no volvió a aparecer. Nadie vino a casa después de eso. Estuve sola toda la noche. Realmente me sorprendió el hecho de que ni siquiera Alice apareciese con alguna loca idea que implicara una escapada a Las Vegas y regresar antes del amanecer.

- Supongo que estoy sola- suspire. Observé el reloj de la sala. Marcaba las 12 en punto- Hora de dormir- solté con resignación…

Aparecí en medio de un bosque negro como boca de lobo. El silencio persistente resultaba atronador. Por un momento considere taparme los oídos, pero deserte en cuanto vi aquel lobo enorme de pelaje color arena parado frente a mí, gruñéndome, mientras sobresalía de su enorme hocico unos enormes dientes, relucientes y afilados como navajas. Su gruñido era amenazador y sus ojos oscuros reflejaban odio. Un odio desmedido que me izo preguntarme que había echo yo para enfundarle aquello.

Por extraño que sonora, a pesar de que era consiente de que corría un peligro de muerte, no tenía miedo. Solo curiosidad, y esa curiosidad fue la que me impulso a dar un paso hacia delante. El lobo me gruño otra vez, pero ahora estaba agazapado. Preparándose para atacarme. Salto por los aires en un solo latido de corazón, paralizándome de la sorpresa. Voló sobre mi cabeza como un halcón que se lanza sobre su presa pero no fue a mi a quien atacó. Su objetivo era algo detrás de mi, algo que le gruño en respuesta de manera lastimosa. El enorme lobo impacto sobre otra enorme criatura, tarde un par de minutos entre el miedo y la sorpresa en darme cuenta con lo que estaba luchando Seth era otro lobo.

Un enorme lobo, aun más grande que Seth. Su pelaje era de color cobrizo y sus ojos eran de un negro intenso.

La sangre que fluía en mis venas se congeló en su sitio. El lobo más grande no hacía nada par defenderse. Solo gimoteaba lastimosamente mientras Seth seguía arremetiendo contra su garganta, sin dejar de gruñirle.

No sabía por que quería detener Seth, por que quería proteger al otro lobo de su ataque. ¿Que tal si ese lobo quería matarme y Seth me estaba protegiendo? Y si era así ¿Por qué estaba yendo hacia ellos con una mano extendida tratando de que pararan?

¿Quién era ese lobo?

¿Por qué Seth lo atacaba?

¿Por qué sentía esa sensación de urgencia por proteger a ese lobo?

Comenten!!!!!!!!!!!!!!!!!

viernes, 19 de marzo de 2010

"La Mahdalena" parte 3

Grcias a las chika spor la ayuda...

Si tan solo ella le hubiera estado prestando atención a algo que no fuera los labios de Acheron sobre los suyos abría notado que Ash entro en su departamento sin usar llaves, o que el interior era enorme, pero que adentro casi no habían muebles, solo una mesa con 1 silla. En la cocina no había refrigerador, tampoco utensilios para cocinar.


Esas caricias demasiado persuasivas, que la hicieron perderse en un sin fin del mas delicioso de los aturdimientos.

Ella estaba demasiado acalorada, sentía que alguien había encendido el radiador al máximo dentro de su cuerpo. ¿Se pregunto a si misma como era posible que aquel hombre la incitara tanto? Solo se estaban besando, y, a pesar de eso, se sentía tan excitada, que por un segundo se llego a creer que aquello era incorrecto. Claro, esta impresión se le borro en el mismo instante en el que Acheron, (que estaba pendiente de sus pensamientos) murmuró sobre sus labios.

- Te juró solemnemente que mañana por la mañana no vas a poder mover un músculo. Me excitas demasiado- soltó en un gruñido bajo y gutural.

O si, no le cabía ni una sola duda de esas 2 cosas.



El sol ilumino su piel como una caricia. Los tenues rayos hacía que sus párpados se vieran rosados por dentro.

Abrió los ojos con cuidado y se descubrió envuelta en unas sabanas blancas suaves como la seda.

En su rostro se dibujaba una sonrisa enorme que parecía iluminar la habitación más que los mismos rayos del sol.

No recordaba muy bien como había llegado hasta la cama. Antes de quedarse inconciente, estaba entre la encimera y los brazos de Acheron. Si, Ash le había dicho su nombre.

Su olor estaba por todas partes. Esa perfecta esencia de sexo y hombre mezclada.

Leda suspiró y rodó desde su costado para quedar boca arriba.

- Esto es demasiado bueno para ser cierto. Me tire al hijo de Brat Pitt y Leonardo Di Caprio- su sonrisa se ensanchó, y solo entonces notó que estaba hablando sola. Acheron no estaba en la cama. Se incorporó y se dio cuenta que estaba parado en el umbral de la habitación sonriéndole abiertamente. Su piel desnuda refulgía al sol con ese brillo dorado suyo.

Vestido esta genial, denudo y en la oscuridad, pero que mucho mejor. ¡Pero desnudo y en pleno día! Uf, no se como aun no lo e metido a la cama para echarle otro polvo.

La sonrisa en el rostro de Ash se izo aun más grande.

Se acercó a la cama con esos andares felinos suyos que lo hacían ver tan jodidamente sexy, y se recostó junto a ella. Estrecho su cuerpo delicado entre sus brazos y aspiro el aroma floral de su cabello rubio.

Es demasiado buena para alguien como yo. Pensó con desdén, mientras venían a su mente los recuerdos.

Como ella le besaba el rostro con ternura cada vez que tenía un orgasmo.

La sensación de sus manos rodeando su hinchada verga.

Como su cuerpo se contraía con cada arremetida.

Como su nombre se veía envuelto en la dulzura de su voz cuando gritaba de placer.

Y otra vez, sus dulces besos.

Lo había besado en todos los sitios posibles con toda la ternura del mundo.

Definitivamente, era demasiado buena.

- ¿Sabes? No se a que te dedicas Ash, pero creó que el sexo se te da mucho mejor que cualquier cosa que hagas. ¿No has considerado dar clases?- ambos soltaron un carcajada. El estrechó a Leda con más fuerza entre sus brazos. Ella se dio la vuelta para poder besarlo una vez más.

Sabía a la perfección que esto no iba a durar. Que no era más que una relación de una sola noche, pero sin embargo, como iba a extrañar sus besos. Iba a extrañarlo a el.

Acheron era misterioso y salvaje. Sobretodo en la cama.

Se sonrojó cuando recordó cuantas veces lo habían echo y en todos los lugares.

Sentían dolor en fugares donde no se imaginaban que se podía sentir. Incluso a Ash lo había dejado sorprendido y eso que el podía dar cátedra acerca de los lugares donde se puede sentir dolor y las forma de provocarlos. Lo había experimentado en carne propia y eso dejaba marcas en su piel. Pero, acurrucados en los brazos del otro se sentían ligeros y más felices de lo que recordaban haber sido en mucho tiempo.

- Tú tampoco te quedas atrás. Nunca creí que una mujer pudiera ser tan flexible. Juro que pensé que bromeabas cuando me metiste en el armario. Y otra cosa. Tienes unos pulmones de acero ¿No? Casi me quedo sordo.

- Lo siento- se disculpó apenada.

- No hay problema. Valió la pena

- Sin lugar a dudas…

El día anterior, cuando Acheron entró en su cafetería favorita y se encontró a la oráculo no supo que esperarse.

Muchas personas no se imaginan a un oráculo como una joven y hermosa mujer que aparentaba unos 20 años, con el pelo rubio dorado, rostro en forma de corazón con ojos verdes y labios carnosos. Y mucho menos que esta viviese encima de una cafetería del distrito comercial.

Todo pensaba que los oráculos eran ancianos venerables con larguísimas barbas blancas envueltos en túnicas grises. Que caminaban a paso lento y con joroba.

Cuando le dijo: Creo que te vendría bien darte una vuelta por la parte baja de la cuidad. Realmente pensó que se trataba de uno de sus acertijos. Los oráculos disfrutaban de manera casi morbosa, su tarea de desconcertar a todos. Por una ves, a Acheron le hubiera encantado que ella se limitara a decirle ve hasta tal lugar y has tal cosa, para evitar o confuir tal otra. ¿Les era tan difícil ser claros por una vez en su vida?

En cuanto llego a las bodegas de la ciudad, donde se reunía la calaña de la sociedad, vio que en el callejón más oscuro un hombre de aspecto nauseabundo se disponía a violar a una hermosa mujer.

No se imaginaba que luego de salvarla, acabaría llevándola a su departamento y luego a su cama…y el piso, en la bañera, contra la pared, sobre la mesa, la encimera, dentro del armario. Y para cerrar con broche de oro, todo esto condimentado con un poco de chocolate fundido y crema batida.

Se consideró a si mismo como el hombre mas afortunado del mundo. Hasta que calló en la cuenta de que cuando ella se marchara, por que, en efecto, ella debía marcharse (su mundo era muy peligroso) la iba a echar tanto de menos.

Frunció el ceño por un momento y pensó que, todo muy lindo pero que ahora era hora de que leda se marchara…para no volver a verla nunca, y solo velar desde las sombras que donde sea que ella se encontrara, fuera lo mas feliz posible…

Ella noto su rostro y se pregunto en que pensaría.

- Creo que deberías irte ya, debe haber alguien preocupado por ti- ahora ella frunció el ceño. Acheron ya quería que se fuera. Se había permitido olvidarse que esto no podía acabar en nada serio y ahora la realidad le caía como una bofetada en el rostro.

- Si, creo que tienes razón.- ella se levantó de la cama y empezó a buscar su ropa. Busco en todos los lugares que había recorrido tratando de recordar en que momento se habían desvestido. Pero en su tercer recorrido vio el montículo multicolor sobre las sabanas blancas, entre las piernas bronceadas de Acheron, que ahora no se veía tan alegre. Su rostro se encontraba en total calma y no detonaba ninguna emoción. Ya no parecía el caballero de blanca armadura o el amante maravilloso, solo como otro hombre que la observaba como si no se conocieran en lo mas mínimo. Sus ojos se llenaron de lágrimas por el dolor de su pecho. Tu no significas mas para el que un condón usado, le dijo su voz interior.

- Ven-la llamó Acheron, con el corazón partido. Su dolor le dolía más que el propio. Ella significaba mucho para el. Le dolía en el alma que pensara lo contrario. Leda se acercó obediente mientras Ash se incorporaba y abría los brazos. La mascara que había creado se le vino abajo en cuanto ella lo estrecho con fuerza.

Se abrazaron en silencio durante un período de tiempo inmensurable. Ambos deseaban no soltarse nunca.

- Nunca de olvidaré, arribos- su vos se oyó mas triste de lo que supuso. Tampoco se dio cuenta de lo que le había dicho.

- Tampoco yo, Acheron- la voz de Leda se quebró y rompió en débiles sollozos. En verdad no quería dejar a Acheron. El necesitaba de alguien que lo hiciera sentir querido, y esa persona quería ser ella. Lo anhelaba son todo su corazón.

El al separó de su cuerpo solo unos centímetros para limpiar con su dedo las lágrimas que resbalaban en su rostro. Le dedicó una sonrisa un tanto melancólica y luego sed agachó para tomar su ropa del piso y vestirla como si fuera una muñeca de porcelana.

Se propuso a memorizar la sensación de su piel tan suave, su olor, su sabor. Esos mismos recuerdos lo atormentarían si no los eliminaba ahora, lo mejor era ser frió y cruel para que ella lo odiase, pero por alguna razón la idea le causaba escalofríos.

Oficialmente estaba jodido.

- ¿Puedo pedirte un favor antes de que te vallas?- le preguntó una vez acabó de vestirla. Ella asintió tratando de contener las lágrimas.- ¿Te molestaría sonreír para mí una vez más?- se limpió los ojos con el dorso de la mano e izo un esfuerzo sobre humano por hacerlo, pero por mas que lo intentaba no podía.

A el se le partió el alma al verla tan triste, y la besó con dulzura.

El beso fue largo y tierno. Ninguno de los dos quería que se acabara nunca pero tuvieron que separarse a regañadientes.

Ella le regaló una sonrisa abierta y antes de tomar su bolso del piso decidió que ella también quería algo de el.

- ¿Ahora yo puedo pedirte algo?

- Claro

- ¿Podrías quitarte las gafas?- el no supo que decirle. En realidad lo sabía, la respuesta era no, pero en ese momento no se sitió capas. Cerró los ojos con fuerza y contempló lo sumiso que se había vuelto gracias a esa mujer. Cuando los abrió se las quitó ante los asombrados ojos de ella. Sus ojos plateados eran hermosos.

estuvo apunto de preguntarle si el era ciego pero luego se mordió la lengua. Si lo fuera no le habría dicho cosas acerca de su aspecto.

El rostro de Acheron se endureció otra vez, pero ella izo caso omiso y le acaricio el rostro con gesto de ternura

- Gracias. Tienes los ojos mas hermosos que e visto- le susurró. El se quedó helado ante semejante confesión. Esos ojos, los ojos de un destructor, que habían sido los causantes de su desgracia desde el día en que nació. A ella le parecían hermosos.

Se sintió débil y apunto de llorar por la emoción pero reprimió sus emociones y se permitió acariciar la mano que ella tenía en su mejilla.

Ella se inclinó para darle un último beso, que desearon que durara eternamente.

Ash la acompañó hasta la puerta y la sostuvo.

Ella lo miró por última vez.

- Gracias por todo, Acheron- algo le dijo que se refería a mucho más que un buen revolcón y a que la recatara.

- Fue un placer-

Ella se marchó por el pasillo hasta el ascensor, mientras escuchaba como la puerta de su departamento se cerraba. Respiró profundamente tratando de no llorar y pensó que no debía estar triste después de haberla pasado tan bien.

Que no debía sentirse tan mal si lo de anoche solo había sido el mejor polvo de su vida, aun que sabía que no era eso lo que le dolía. El echo de saber que jamás volvería a ver a su héroe.

El “tin” de las puertas de ascensor la saco de sus pensamientos y se metió dentro. Una ves en movimiento de dio cuenta de que ya no tenía miedo y sonrió.

Mientras seguía pensando en el maravilloso hombre que estaba en el tercer piso, las puertas se abrieron y apareció en el vestíbulo. Estaba todo iluminado por los rayos solares que entraban por las puertas de cristal. El lugar se veía mucho más bonito de día que de noche. Las plantas parecían rebosar de alegría y las paredes casi brillaban.

El octogenario seguía durmiendo placidamente con la boca abierta y se pregunto si alguna ve despertaría.

Una pequeña muchacha entró por las puertas de grueso cristal con una sonrisa en el rostro y una maseta con azucenas entre los brazos. Su delicado rostro le pareció vagamente familiar. Paso junto a ella con el pasó firmé y le sonrió de esa manera tan cálida lo que aumento la sensación de deja buh. Pasó de largó y saludó al hombre del escritorio que dio un salto en cuanto ella lo llamó

- Buen día, Frank- ella caminó hasta el ascensor y las puertas se abrieron solas antes de que tocara el botón.

Leda salió del edificio y una oleada de dolor la atravesó como un puñal. Pero entonces pensó el la maravillosa noche, en el hombre hermoso, sus manos, sus ojos, sus labios, y el regalo que le había dado. En todo lo que habían compartido. La había echo sentir como una mujer invencible, y se lo agradecía.

- Gracias por todo, Acheron. Ojala seas muy feliz.



La puerta se abrió sin necesidad de que ella golpeara.

Entró sin más y se encontró con que el departamento era extrañamente luminoso.

- ¿Te quiere morir? Cierra las cortinas- le soltó dejando la planta en el piso y su bolso mientras se acercaba a cerrar las cortinas

- Cállate- musitó desde la cama. Estaba desnudo y se había recostado boca arriba. Ella olió el aire y lo miro extrañada

- ¿De follaste a una humana anoche?

- ¿Te importa?- respondió de forma agria. Ella se encogió de hombros y luego de cerrar las persianas se fue para la cocina y empezó a parlotear sobre que en el vestíbulo había visto a una mujer que el día anterior le compró un café y un bizcocho de chocolate, pero el dejo de prestarle atención.

Miró fijamente el techo y tomo las sabanas envolviéndoselas en torno a la cara.

Pensó en la canción que rondaba su mente y suspiro un verso.

- “Dueña de un corazón,

Tan cinco estrellas,

Que, hasta el hijo de un dios,

Una vez que la vio,

Se fue con ella.

Y nunca le cobró

La magdalena.” Ojala tu también seas feliz, Leda…Nunca te olvidaré




Para Leda

miércoles, 10 de marzo de 2010

"La Magdalena" One Shot para Leda- Parte 2


 Parte 2

Hola Otra vez, espero que les guste y que tengan pasiencia, pues sería mas sensillo escribirlo completo pero, justamente, lo que no me sobra es el tiempo.
Hasta la vista...

  Fue extraño para Acheron verse a si mismo sonriendo por algo que no fuera una broma de Nick, o por que le dieran su merecido a este. Leda era una desconocida fascinan

El camino fue largo, Ash conducía mas deprisa de lo que cualquier policía permitiría, pero a nadie parecía importarle.
A Leda le sorprendió la distancia. Tardaron 30 minutos en llegar a su departamento, por el tránsito. Este le izo preguntarse, ¿Qué hacía un tipo como Acheron en ese lugar del que la salvó? ¿Y si el era un traficante? ¿Un matón de la mafia? O Peor ¿Un acecino?
El corazón se le paró por un segundo y luego empezó a latirle aun mas rápido. Esto no le pasó desapercibido a su acompañante, que le dedicó una mirada rápida. Descubrió un rostro pensativo, y unos ojos plagados de preguntas y sospechas. Su mente era un revoltijo de incógnitas. Las suposiciones de Leda le hicieron gracia nuevamente. “Tal vez solo es un vampiro millonario como Edward Cullen, y va por la ahí salvando damas en apuros. Eso explicaría el coche y los dientes perfectos” Por un segundo se alarmo de esta nueva suposición, Leda esta resultando más observadora de lo que imaginaba,  pero en un segundo se calmó, al notar que ella misma le daba muy poco crédito a esta última posibilidad.
-         ¿Cuál es tu nombre?- pregunto ella rompiendo el silencio. Ash volvió la mirada a la carretera y le respondió un poco reacio.
-         Ash-  sin preocuparse por que ella le dijera su nombre. Entonces recordó que los humanos no leen la mente y por tanto si la llamaba Magdalena o Leda, sospecharía. Y no deseaba tener que borrarle la memoria. No ahora.- ¿Y tú?
-         Leda- respondió con timidez. Al parecer no le gustaba su nombre. A el le parecía muy hermoso, pero prefirió callarse eso. Nunca se permitía sentir simpatía por ninguna mujer que se llevara a ala cama, o, para ser más específicos, con ningún humano en general. Eso hacía la separación mas difícil para ellos, y en contadas ocasiones para el mismo.
Más que eso, no hablaron de ninguna otra cosa en todo el trayecto.
Acheron aparcó enfrente de un edificio de 10 pisos, todos con balcones amplios. Entraron por la enorme puerta cuadrada, de grueso cristal. En el oscuro interior, aguardaba un calvo octogenario de pelo gris, sentado detrás de un escritorio de madera, durmiendo con la cabeza colgándole hacia atrás en la silla, con la boca abierta. El lugar era un cuarto pequeño, con varias masetas esparcidas por el lugar. Había una mesita de madera en el centro de la habitación y un par de banquetas a los flancos de esta. Todo estaba tenuemente iluminado por la luz que se colaba por la puerta de grueso cristal.
Acheron tomo la mano de Leda y la guió por la oscuridad hasta, un pasillo aun mas oscuro, en el que al final de este, había una puerta metálica sin perilla. Presionó un botón y las puertas del ascensor se abrieron.
El tiro de su mano para ingresar en el reducido espacio de la carcacha, iluminada por una luz amarillenta que se reflejaba en los espejos de las paredes.
Leda tuvo un retortijón en el estomago e izo una mueca. Leda le tenía pavor a los lugares pequeños y cerrados. Padecía de claustrofobia desde el día en el que sus primos la encerraron en el armario de escobas de su escuela, y la dejaron ahí por 2 horas hasta que las auxiliares de servicio la sacaron. La encontraron temblando de miedo y con los ojos rojos e hinchados por haber estado llorando todo el tiempo.
Acheron se percató de su miedo en sus pensamientos, sintió una punzada de odio hacia los malditos de sus primos. Le apretó la mano, mirándola dulcemente. Pero ella no lo noto. Estaba demasiado aterrada.
-         Todo va a ir bien. No temas- le reconfortó, tomando su rostro con la mano libre, haciendo que lo mirará. Sus ojos expresaban el más puro de los pánicos, pero solo bastaron un par de segundos antes de que la cercanía de rostro de Acheron le embotara los sentidos. Los labios se le contrajeron en una línea tiesa, mientras que los de el se veía rosados y jugosos. Contrólate maldita sea. Se regaño.
-         No se- susurró casi imperceptiblemente. Los ojos de Leda se centraron en las gafas oscuras de el, y deseo sacárselas y ver la expresión de sus ojos. Las puertas del ascensor se cerraron tras ellos, y Leda recuperó su expresión de horror- Creo que mejor me voy por la escaleras- su voz sonó histérica, pero Ash no se inmuto.
-         Solo no pienses en que estas dentro de un ascensor en movimiento- murmuró tratando de calmarla sin éxito aparente. Ella miró las puertas fijamente mordiéndose el labio inferior con nerviosismo. Trato de pensar en cualquier otra cosa, pero le parecía el ascensor se movía cada vez mas despacio.
-         ¿Cuántos pisos son?
-         Vivo en el décimo- la sangre le huyó del rostro y pregunto casi gritando
-         ¿10 Pisos? ¡No, Dios!
-         Trata de distraerte- le urgió otra vez, solo que ahora estaba riéndose entre dientes, pues su expresión le causaba gracia. A ella le empezaron a sudar las manos. Se dio la vuelta para encararlo y le espetó con brusquedad.
-         ¿Y tu que sugieres?- Acheron sonrió otra vez. Tomó las manos de Leda y estampó su espalda contra la pared fría del ascensor. Sus labios se deslizaron por su cuello, dibujando senderos húmedos.
Aquello fue mejor que hubiera una TV en el ascensor. Rápidamente ella se olvido del ascensor, del reducido espacio, del portero, de la gente y el mundo en general.
Sus manos buscaron su rostro, y lo sujetaron con fuerza, reclamando con la mirada un beso. Ese beso tórrido y pasional que solo le pides a un completo desconocido. Ese placer efímero de lo prohibido, que resulta ser correcto.
No necesito mas peticiones silenciosas, y de manera obediente, sus labios acariciaron los suyos, moldeándolos  a su ritmo.
Ella saboreó, eufórica, ese placer. Su calidez, su aroma a cuero y lavanda, el cosquilleo de su vientre. Nadie que se pueda llamar humano besa tan bien. Pensó.
Acheron se sorprendió a si mismo olvidándose del mundo y se reprocho que no había vivido mas de 11.000 años para perder la cabeza por una mujer que no conocía. Aun que no podía dejar de admitir que ella era definitivamente especial y que la iba a extrañar, pasara lo que pasara esa noche.
La simple dulzura natural en sus besos era tan adictiva para el, como la anestesia para alguien que sufre o la coca para un adicto que descubre una nueva forma de pecar.
Esos milenios de soledad le estaban pasando factura.
“Si estás más solo que la luna,
Déjate convencer,
Brindando a mi salud, con una
Que yo me sé.
Y, cuando suban las bebidas,
El doble de lo que te pida
Dale por sus favores,
Que, en casa de maría de Magdala,
Las malas compañías son las mejores.”
Leda tuve que esforzarse para recordar como respirar, sin separase de su beso. Pero al final, uno no puede escapar de la humanidad por mucho rato. Se separaron tan solo unos centímetros, en los que Ash se dedicó a observarla, mientras que ella recobrara el aliento, cosa que, nuevamente, izo sonreír a Acheron Parthenopaeus. Los ojos de Leda estaban sorprendidos, como los de alguien que ve por primera vez el mar. Su corazón latía mas deprisa de lo que pudo imaginar, le pitaban los oídos, y sin importar sus esfuerzos, no pudo volver a normalizar su respiración.
Su cuerpo se estremeció, y los músculos se le agarrotaron. Sintió como, su impúdica entre pierna se contraía de deseo, pero no se sintió mal por ello.
-         Bésame otra vez- le suplicó.
-         Sin problemas- replicó sonriente, una vez más.



Comenten señoritas!

martes, 9 de marzo de 2010

"La Magdalena" One Shot para Leda- Parte 1

Para mi Leda!!
O.S, por partes!!!
Actualizado!!!
Parte 1

"Si, a media noche, por la carretera"
- 5 con 15 señoras-
"Te hacen un guiño unas bombillas"
- Toma
"Y, si la magdalena pide un trago, tú la invitas a cien"
La canción sonaba constante, La muchacha de cabello alborotado, que le resulto vagamente familiar le sonrió calidamente, como quien sonríe a un amigo o a alguien que conoces de años. Le devolvió la sonrisa a tientas y salio con su café en una mano y el panque de chocolate en la otra. La bolsa colgada en el hombro con las notas que tomó durante la tarde. Ni celular o maquillaje, solo lo puramente indispensable, como llaves y dinero, y obviamente un lápiz gastado. Siempre había sido una mujer sencilla, que no se preocupaba por menudencias, como ropa, zapatos, dinero, u hombres.
Nunca se izo demasiado problema por este último. Siempre gozo de la atención de los hombres pues ella era mas hermosa de lo que se atrevió a reconocerse, y mucho mas modesta de lo que la conciencia le permitía ver.
La mujer más única del mundo.
"Dueña de un corazón, tan cinco estrellas,
Que, hasta el hijo de un dios, una vez que la vio, se fue con ella."
Esta mujer caminó por las calles de su ciudad Nueva Orleáns, admirando el crepúsculo poniente entre los edificios esa tarde de diciembre. Sin ningún deseo demasiado urgente por regresar a casa a continuar escribiendo.
Caminó, y caminó, y continúo caminando. Solo pensaba en la canción. Tal era su entonación, que, cuando el manto de la noche calló sobre la ciudad como un grueso cobertor, ni siquiera se inmutó de que estaba en un lugar peligroso, con hombres de rostros lívidos que la observaban.
Tarareo distraídamente, ignorando el peligro, y a los hombres que murmuraban obscenidades cada vez que la veían pasar.
"Acércate a su puerta y llama
Si te mueres de sed,
Si ya no juegas a las damas
Ni con tu mujer.
Sólo te pido que me escribas,
Contándome si sigue viva
La virgen del pecado,
La novia de la flor de la saliva"
Entonces alguien que no reconoció le cerró el paso de golpe. Una sonrisa macabra surcaba el rostro sucio y curtido de este hombre. Sus ojos relucía la maldad de un acecino a punto de cobrar una vida.
Se sobresalto y pensó "¿Donde diablos estoy?" con terror.
- ¿A donde iba señorita?
- A donde no le incumbe- murmuró tratando de que su voz sonara firme, pero fracasó.
- Hey! Que mal carácter, bonita- el desconocido estiro su brazo para alcanzar un mechón de su pelo castaño, que volaba despreocupado, ignorando el peligro. Leda, se preparó para darle un golpe al hombre y salir corriendo de allí pensando que era una increíble imbesil por perderse otra vez en su mundo y acabar en un aprieto, otra vez.
El hombre de aspecto tenebroso la tomó por los hombros con una expresión macabra en sus facciones. Leda trato de imponérsele pero resulto inútil. El miedo la había dejado congelada en su sitio.
- ¡Suélteme!- le demandó pero no izo caso. Pensó en pedir auxilio, pero descartó la idea en cuanto noto que no había nadie allí y dudaba que realmente alguien viniera en su rescate.
Apareció de la nada. Fue casi como un fantasma materializándose de la nada.
El fuerte brazo de un desconocido envolvió el cuello de su agresor. El hombre casi tan sorprendido como la misma Leda observó a esta aparición con los ojos desmesuradamente abiertos. El rostro amenazador de este hombre le inspiro verdadero miedo.
Ella temió voltear, pero de todas formas lo izo. Su salvador estaba medio oculto entre la oscuridad, pero distinguía su silueta en la oscuridad. Era enorme y vestía de cuero.
- Creo que no le agradas, viejo. ¿Por qué no te largas antes de que me cabree?- inquirió con voz ronca, gentil, pero que dejaba estipulada la amenaza. El agresor no lo dudo y asintió de inmediato en cuanto la mano de Acheron Parthenopaeus se ciño en torno a su cuello. Ash lo soltó y al hombre le fallaron las rodillas, calló al piso de sopetón, pero como pudo, salió escapando- No volverá a molestarte- exclamó desde las sombras.
-Gracias.
-No te izo daño- no era una pregunto, pero su voz se oía preocupada. Ella negó con la cabeza. Ash avanzó lentamente hacia adelante y al fin ella pudo verlo. Era una hombre alto, que seguramente estaría por los 2 metros, su perfección era tal que estaba segura que ningún mortal podría estar tan bueno como el... Su rostro estaba firmemente marcado, tenía anteojos oscuros y el cabello de color negro con un largo mechón teñido de rojo. Se vestía con un suéter oscuro, una chaqueta de cuero y vaqueros oscuros ajustados. Sus hombros eran imposiblemente amplios. Su torso bien formado se ceñía en su suéter apretado y sus sexys piernas eran bien largas. Detuvo su escrutinio en seco en cuanto se empezó a imaginar  bajándole el cierre del pantalón. Ese hombre era alguien digno de ser deseado. Leda podía jurar que incluso le dolía la entre pierna del deseo.
-         ¿Te acompaño a casa?- preguntó repentinamente sacando a Leda de sus impúdicas y pecaminosas ensoñaciones. Apenas le pudo responder, y no fue muy coherente que digamos.
-         Amm, yo…no se. No…Nada- Ash guardo silencio por un momento al notar su indecisión, sospechando que fuera una turista. Busco en su mente y encontró que ella no era de fuera, y que vivía casi a las afueras de la ciudad. Vio en su cabeza que ella no quería ir a casa, le parecía más apropiado un hotel. Sonrió ante ese pensamiento. El también deseaba meterse en la cama con ella. No le había pasado desapercibido su hermoso resto en forma de corazón o sus ojos achocolatados, o sus curvas incitadoras de fantasías.
-         Te diré que. Mi apartamento esta por aquí cerca
-         ¡Claro!- exclamo casi en voz de grito, interrumpiéndolo antes de terminar la frase. Ash volvió a sonreí y Leda quedó contagiada de su hermosa sonrisa.
-         Bien. Acompáñame- Leda asintió y tomo la mano que le ofreció, sin dudarlo. Por su mente ni siquiera se le había pasado la idea de que aquel tipo salido de alguna fantasía de un artista bohemio intoxicado hasta los huesos de éxtasis, fuera alguien peligroso, ni siquiera por la forma en la que aquel hombre que estuvo tan cerca de atacarla. Sorprendentemente se sentía muy segura allí, con el. Sintiendo su mano rodear la suya, mientras la guiaba fuera de ese lugar lúgubre. Entonces noto que aquel lugar era la parte trasera de una zona de descarga de camiones, oculto entre las enormes paredes de ladrillo de los edificios.
Caminaron juntos un par de calles hasta que se detuvieron frente a un flamante Audi deportivo R8, último modelo con motor central FSI V8 de 420 caballos de potencia y par de 430 Nm, la tracción integral permanente quattro y la carrocería de aluminio en tecnología (ASF)[1]. Contuvo el aliento asombrada por aquel vehículo, le dio una mirada casi venerándolo, lo conocía perfectamente. A Acheron le gusto su expresión. Sexy, y con buen gusto para los coches. Perfecta. Pensó sonriente





[1] Audi Space Frame

Unas Pics re cheveres!!! Enjois!!! /o como mierda se escriba)!!


Si me permiten decir una de mis favoritas son esta ultima, la de que los papeles estan invertidos entre Jake y Edward, el mini Jacob y ese de los enemigos mortales. En fin!! Todos me encantan!!
...Ustedes que dicen?
ajjajaja
Comenten!!!!

sábado, 6 de marzo de 2010

IM come Back!!!!!!!!!!!!

Holaaa, estoy aki,m he vuelto
Woo fue un castigo muy laego peroe stopy aki.
Las extrañe y prometo publicar pronto....
Ojala que alguien aun quiera seguir leyendo
Las amoooo