Team "Todo lo que tenga piernas!"

miércoles, 10 de marzo de 2010

"La Magdalena" One Shot para Leda- Parte 2


 Parte 2

Hola Otra vez, espero que les guste y que tengan pasiencia, pues sería mas sensillo escribirlo completo pero, justamente, lo que no me sobra es el tiempo.
Hasta la vista...

  Fue extraño para Acheron verse a si mismo sonriendo por algo que no fuera una broma de Nick, o por que le dieran su merecido a este. Leda era una desconocida fascinan

El camino fue largo, Ash conducía mas deprisa de lo que cualquier policía permitiría, pero a nadie parecía importarle.
A Leda le sorprendió la distancia. Tardaron 30 minutos en llegar a su departamento, por el tránsito. Este le izo preguntarse, ¿Qué hacía un tipo como Acheron en ese lugar del que la salvó? ¿Y si el era un traficante? ¿Un matón de la mafia? O Peor ¿Un acecino?
El corazón se le paró por un segundo y luego empezó a latirle aun mas rápido. Esto no le pasó desapercibido a su acompañante, que le dedicó una mirada rápida. Descubrió un rostro pensativo, y unos ojos plagados de preguntas y sospechas. Su mente era un revoltijo de incógnitas. Las suposiciones de Leda le hicieron gracia nuevamente. “Tal vez solo es un vampiro millonario como Edward Cullen, y va por la ahí salvando damas en apuros. Eso explicaría el coche y los dientes perfectos” Por un segundo se alarmo de esta nueva suposición, Leda esta resultando más observadora de lo que imaginaba,  pero en un segundo se calmó, al notar que ella misma le daba muy poco crédito a esta última posibilidad.
-         ¿Cuál es tu nombre?- pregunto ella rompiendo el silencio. Ash volvió la mirada a la carretera y le respondió un poco reacio.
-         Ash-  sin preocuparse por que ella le dijera su nombre. Entonces recordó que los humanos no leen la mente y por tanto si la llamaba Magdalena o Leda, sospecharía. Y no deseaba tener que borrarle la memoria. No ahora.- ¿Y tú?
-         Leda- respondió con timidez. Al parecer no le gustaba su nombre. A el le parecía muy hermoso, pero prefirió callarse eso. Nunca se permitía sentir simpatía por ninguna mujer que se llevara a ala cama, o, para ser más específicos, con ningún humano en general. Eso hacía la separación mas difícil para ellos, y en contadas ocasiones para el mismo.
Más que eso, no hablaron de ninguna otra cosa en todo el trayecto.
Acheron aparcó enfrente de un edificio de 10 pisos, todos con balcones amplios. Entraron por la enorme puerta cuadrada, de grueso cristal. En el oscuro interior, aguardaba un calvo octogenario de pelo gris, sentado detrás de un escritorio de madera, durmiendo con la cabeza colgándole hacia atrás en la silla, con la boca abierta. El lugar era un cuarto pequeño, con varias masetas esparcidas por el lugar. Había una mesita de madera en el centro de la habitación y un par de banquetas a los flancos de esta. Todo estaba tenuemente iluminado por la luz que se colaba por la puerta de grueso cristal.
Acheron tomo la mano de Leda y la guió por la oscuridad hasta, un pasillo aun mas oscuro, en el que al final de este, había una puerta metálica sin perilla. Presionó un botón y las puertas del ascensor se abrieron.
El tiro de su mano para ingresar en el reducido espacio de la carcacha, iluminada por una luz amarillenta que se reflejaba en los espejos de las paredes.
Leda tuvo un retortijón en el estomago e izo una mueca. Leda le tenía pavor a los lugares pequeños y cerrados. Padecía de claustrofobia desde el día en el que sus primos la encerraron en el armario de escobas de su escuela, y la dejaron ahí por 2 horas hasta que las auxiliares de servicio la sacaron. La encontraron temblando de miedo y con los ojos rojos e hinchados por haber estado llorando todo el tiempo.
Acheron se percató de su miedo en sus pensamientos, sintió una punzada de odio hacia los malditos de sus primos. Le apretó la mano, mirándola dulcemente. Pero ella no lo noto. Estaba demasiado aterrada.
-         Todo va a ir bien. No temas- le reconfortó, tomando su rostro con la mano libre, haciendo que lo mirará. Sus ojos expresaban el más puro de los pánicos, pero solo bastaron un par de segundos antes de que la cercanía de rostro de Acheron le embotara los sentidos. Los labios se le contrajeron en una línea tiesa, mientras que los de el se veía rosados y jugosos. Contrólate maldita sea. Se regaño.
-         No se- susurró casi imperceptiblemente. Los ojos de Leda se centraron en las gafas oscuras de el, y deseo sacárselas y ver la expresión de sus ojos. Las puertas del ascensor se cerraron tras ellos, y Leda recuperó su expresión de horror- Creo que mejor me voy por la escaleras- su voz sonó histérica, pero Ash no se inmuto.
-         Solo no pienses en que estas dentro de un ascensor en movimiento- murmuró tratando de calmarla sin éxito aparente. Ella miró las puertas fijamente mordiéndose el labio inferior con nerviosismo. Trato de pensar en cualquier otra cosa, pero le parecía el ascensor se movía cada vez mas despacio.
-         ¿Cuántos pisos son?
-         Vivo en el décimo- la sangre le huyó del rostro y pregunto casi gritando
-         ¿10 Pisos? ¡No, Dios!
-         Trata de distraerte- le urgió otra vez, solo que ahora estaba riéndose entre dientes, pues su expresión le causaba gracia. A ella le empezaron a sudar las manos. Se dio la vuelta para encararlo y le espetó con brusquedad.
-         ¿Y tu que sugieres?- Acheron sonrió otra vez. Tomó las manos de Leda y estampó su espalda contra la pared fría del ascensor. Sus labios se deslizaron por su cuello, dibujando senderos húmedos.
Aquello fue mejor que hubiera una TV en el ascensor. Rápidamente ella se olvido del ascensor, del reducido espacio, del portero, de la gente y el mundo en general.
Sus manos buscaron su rostro, y lo sujetaron con fuerza, reclamando con la mirada un beso. Ese beso tórrido y pasional que solo le pides a un completo desconocido. Ese placer efímero de lo prohibido, que resulta ser correcto.
No necesito mas peticiones silenciosas, y de manera obediente, sus labios acariciaron los suyos, moldeándolos  a su ritmo.
Ella saboreó, eufórica, ese placer. Su calidez, su aroma a cuero y lavanda, el cosquilleo de su vientre. Nadie que se pueda llamar humano besa tan bien. Pensó.
Acheron se sorprendió a si mismo olvidándose del mundo y se reprocho que no había vivido mas de 11.000 años para perder la cabeza por una mujer que no conocía. Aun que no podía dejar de admitir que ella era definitivamente especial y que la iba a extrañar, pasara lo que pasara esa noche.
La simple dulzura natural en sus besos era tan adictiva para el, como la anestesia para alguien que sufre o la coca para un adicto que descubre una nueva forma de pecar.
Esos milenios de soledad le estaban pasando factura.
“Si estás más solo que la luna,
Déjate convencer,
Brindando a mi salud, con una
Que yo me sé.
Y, cuando suban las bebidas,
El doble de lo que te pida
Dale por sus favores,
Que, en casa de maría de Magdala,
Las malas compañías son las mejores.”
Leda tuve que esforzarse para recordar como respirar, sin separase de su beso. Pero al final, uno no puede escapar de la humanidad por mucho rato. Se separaron tan solo unos centímetros, en los que Ash se dedicó a observarla, mientras que ella recobrara el aliento, cosa que, nuevamente, izo sonreír a Acheron Parthenopaeus. Los ojos de Leda estaban sorprendidos, como los de alguien que ve por primera vez el mar. Su corazón latía mas deprisa de lo que pudo imaginar, le pitaban los oídos, y sin importar sus esfuerzos, no pudo volver a normalizar su respiración.
Su cuerpo se estremeció, y los músculos se le agarrotaron. Sintió como, su impúdica entre pierna se contraía de deseo, pero no se sintió mal por ello.
-         Bésame otra vez- le suplicó.
-         Sin problemas- replicó sonriente, una vez más.



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3 comentarios:

  1. guaaauu me encanta publica pronto espero que no tardes saludos

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  2. Bésame otra vez- le suplicó


    es la segunda vez que lo leo, que lo sepas

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  3. Annie tsunami que Os tan liindooooooo... wow mi niña esta quedadno lindo espero leer el resto pronto

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