Team "Todo lo que tenga piernas!"

martes, 4 de enero de 2011

Entre la verdad y el amor- Capitulo 22- parte 1- Cuestiones Zoológicas

- Cuídate bebe- susurro en mi oído mientras nos despedíamos.


En sus ojos relucía el anhelo y la ilusión del reencuentro, la felicidad y el alivio.

Yo también lo sentía, me sentía muy feliz de poder verlo de nuevo. Mi Jacob en todo su esplendor.

Aun que había algo que me inquietaba… y creo que era la permanente arruga en su frente… como si estuviera muy preocupado por algo. Y esa misteriosa arruga se había formado en el instante en que me vio en su forma humana. Extraño.

Sus labios no habían parado de recorrer mi rostro por varias horas, o tal ves fueron solo unos minutos. El tiempo era muy mezquino cuando estaba con Jacob.

- Tu solo llámame y estaré en tu ventana antes de que te des cuenta. ¿Bien?

- Si Jake- le asegure depositando un casto beso en la punta de su nariz. La sonrisa de Jacob se extendió aun mas por su rostro. Su expresión de preocupación desapareció por un momento solo para volver con el doble de fuerza.

- Cuídate mucho, mucho bebe, por favor- repitió incansable, sus manos se ciñeron a ambos lados de mi rostro trasmitiéndome su calor y su ternura.

Sus grandes ojos negros no me perdían de vista ni un solo segundo.

- Tranquilo Jake, prometo cuidarme, miraré a ambos lados antes de cruzar la calle, y me cepillare tres veces al día.- dije en broma, el puso los ojos en blanco.

- Vamos Anne, esto es serio. – me dijo con tono fúnebre de repente.

- Yo también voy en serio, Jake, creo que estas exagerando. Mírame- me aparte de su agarre un segundo y el me soltó a regañadientes. Di una vuelta completa enseñándole como estaba- ¿lo ves? Estoy bien.- Jacob miro hacia otro lado y se rasco la nuca con la mano.

No entendía su paranoia. Había pasado mas de 30 minutos (o eso me pareció) besándome todo rastro de piel que encontrara descubierto, luego una hora diciéndome lo mucho que me amaba, lo mucho que lo sentía, lo mucho que me había extrañado y otros muchos de cosas mas.

Cada ves que me tocó, me estremecí.

Otra ves, sin esperar a que dijera nada amas Jake se acerco para tocarme, como si se estuviera asegurando de que estaba bien. Y a pesar de lo dulce y cuidadoso de sus caricias, de la preciosa sensación su sus grandes y toscas manos repasando mis contornos con alevosía, estaba empezando a fastidiarme.

- Ya esta bien Jake- aparte su mano con un poco mas de fuerza de la necesaria de mi rostro ya que parecía reacio a apartarla el mismo. Lentamente Jacob soltó el aire que parecía haber estado aguantando y me miro con sus ojos cargados de preocupación.

- Lo siento, es solo- guardo silencio mientras escogía sus palabras con cuidado, hasta que al final hablo- es solo que estas muy diferente.- ahora yo puse los ojos en blanco

- No me extraña, Alice se a divertido de lo lindo jugando con migo a la muñeca.- Hice una mueca al recordar las interminables horas que Alice me tuvo entada en el banquillo de su salón de vestir mientras me maquillaba, peinaba y vestía, todo la mismo tiempo probando todos los peinados, estilos y conjuntos de ropa que pudo encontrar.

- No es eso Anne- admitió ahora incomodo.

- ¿Entonces que Jake?- inquirí ya exasperada por su constante suspenso.

- Es que… estas diferente… pero… no físicamente. Bueno, mas bien si, pero no como tu piensas…. Es que… estas mas delgada y pálida- confeso mordiéndose el labio inferior con temor.

¿Enserio? ¿Eso era?

- Si, debe ser por la anemia- el no pareció muy de acuerdo. Puse los ojos en blanco de nuevo- Bien, ¿entonces tu que crees?

- No lo se, Anne. Estas muy extraña, incluso hueles diferente.

- Cambie mi Shampoo por el de “moras silvestres”- Jake pareció todo menos conforme con mi confesión. ¿ Es que, que tanto podía ser ese cambio? Yo me sentía igual que siempre.

- Bien, ya no importa- nuevamente sujeto mi rostro y se forzó a si mismo a cambiar su expresión aun que estuvo muy lejos de lograrlo y me dio un tierno beso en los labios, calido, suave, y cariñoso- Debe ser lo mucho que te e extrañado- sonreí con ternura y acaricie su mejilla con la punta de mi dedo, de la mano que logre, milagrosamente mover, ya que su cuerpo estaba nuevamente íntimamente pegado al mío. Su desnudo y ardiente cuerpo, e de agregar, aun que su desnudes era algo realmente trivial si se tenía en cuenta que Jake acostumbraba andar desnudo a la mirada de otros.

- Yo también te extrañe mucho, mucho, mucho Lassie- Ahora frunció el ceño casi molesto

- ¿Disculpa? ¿Lassie?

- Si- me tape la boca con la mano para no reírme de su expresión indignada. La verdad, Jake parecía incluso más bipolar emocionalmente que yo.

- ¿Y que tengo que ver yo con esa perra?

- Nada, puede ser y puede no ser. Todo, un poco, algo- ahora si que estaba confundido.

Sus dedos recorrieron nervioso mi frente buscando síntomas de fiebre fiesteras me miraba como tratando de analizar mi estado de salud mental.

- Oh, Annie, bebe, pasar tanto tiempo rodeada de sanguijuelas te a podrido el cerebro

- ¡Hey! No hables así de ellos

- Pero…

- Pero nada Jake, son mis amigos- el frunció el ceño aun mas, hasta que sus cejas casi se tocaron- ¡Y ya deja de hacer eso! Tengo derecho a tener los amigos paranormales que desee.

- Si, pero ¿no crees que si una sardina se vuelve amiga de un tiburón blanco sea una idea un poco estupita?- lo miré con sorna

- También lo es si la sardina besa al lobo malo-idiota, pero aquí me tienes. Desafiando las leyes de la naturaleza. Así que guarda tus comentarios de zoólogo para ti solo, ¿Ok?- el suspiro frustrado, sabía que no iba a ganar.

- Esta bien, amor. Como quieras… sardinita- se rió entre dientes de su propio apodo.

- Bien, bien, no se puede hablar contigo. Me voy a casa, te veré en la noche- Pero antes de que pudiera moverme aun que sea un milímetro el me detuvo abrazándome con todo su cuerpo.

- Lo siento, lo siento. Cerrare mi bocota- con sus dedos hizo como si cerrara un cierra invisible en sus labios y luego arrojara la llave. Sonreí ante aquel acto tan tierno, pero sin embargo deban irme.

Y en verdad no quería.

- Lo lamento, Jake, pero debo irme. Mis padres me esperan en casa. Las cosas no andan bien- mi tono triste puso énfasis a mis palabras e hizo que Jake se tensara a mi alrededor.

- Lamento no poder ayudarte- le sonreí con tristeza. También yo lo lamentaba, pero desgraciadamente nadie podía.

- No te preocupes, todo se va a arreglar.

- Si, todo se va a arreglar.

Y entornes, a modo de despedida me abrazo nuevamente, en otro intimo y asfixiante abrazo suyo.

Como pude envolví mis brazos alrededor de su torso mientras sentía su acompasada respiración sobre mi cabeza.

Parecía que las cosas iban a empezar a ir mejor.

O, al menos, eso quise pensar en ese pequeño segundo, ese insignificante y simple segundo en el que sus brazos me rodeaban como si no quisieran dejarme ir, que todo lo que se caía a pedazos, podría tener una oportunidad de recomponerse.

Al final, nos separamos.

Jake me beso una vez mas antes de irse, y atesore cada dulce y pequeña sensación. Luego el entro en fase y se fue.

Mientras me forzaba a no sentirme triste, y me recordaba a mi misma que esta noche volvería a verlo (y Jake me miraba, con la que de seguro era la misma expresión de tristeza y miseria absoluta que la mia) el me sonrió. Tratando de infundirme valor, y entro en fase.

Un segundo después, se convirtió en un manchón rojizo volando por los verdes matorrales del bosque de la Push.

Suspiré. Ahora solo me restaba esperarlo y

- ¿Estas bien?

- ¡Ah!- solté un chillido de terror al oír la repentina vos aterciopelada y ronca de Jasper a mi espalda. Como siempre, no hizo ni un solo sonido al caminar por lo qu eme tomo completamente desprevenida. Con un mano me sujete el corazón y voltee lentamente a mirarlo

- Lo siento, no quise asustarte- le creí, pero sin embargo no me sentí mejor- solo quería saber si estabas bien. No te sentí tan feliz como hace unos momentos.

- Lógico, ya se fue- respondí mordazmente sin mala intención. Jasper solo asintió con comprensión y luego dio un paso en mi dirección, pero se detuvo en seco y soltó una insonora maldición

- Lo siento, pero hueles- frunció la nariz y pareciera que se contuvo de tapársela con la mano. Puse los ojos en blanco. Volvíamos al principio

Pues, es una lastima por que tendrás que llevarme de regreso- tomando valor, camine hasta pasarlo y sin vacilar me dirigí en la dirección en la que había dejado el auto estacionado. Y a pesar de que no lo oí, no me cabía duda de que el caminaba justo detrás de mi.

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